¿Cómo afecta la primavera a la actividad estudiantil y a la convivencia?

El 20 de marzo ha llegado la primavera y con ella una serie de alteraciones internas que sufre nuestro cuerpo y que a su vez pueden afectar de manera puntual a nuestro estado de ánimo. Por ello, lo mejor es descubrir qué está pasando dentro de ti y tener presente que sólo es algo pasajero.

Respecto al refrán popular «la primavera la sangre altera», la psicóloga y terapeuta Elisenda Pascual explica que, «no sabemos si la sangre se altera, pero el sistema nervioso desde luego sí lo hace». Además, está comprobado que es la estación del año que más nos afecta y que mayor efecto tiene sobre nuestra respuesta hormonal y comportamiento.

¿Por qué nos afecta la primavera?

Puede parecer irónico, pero la respuesta a esto reside en los aspectos que más nos gustan de la llegada de esta estación: el aumento de horas de luz y los cambios de temperatura. Según Eva Perea, también terapeuta, estos fenómenos hacen que nuestro sistema hormonal comience a fabricar más cantidad de determinadas sustancias y eso altera nuestro estado de ánimo.
Sin embargo, los efectos de la primera no se manifiestan en todas las personas ni tampoco de la misma manera. Aún así, es común experimentar aunque sea pequeños cambios de ánimo que a veces son casi imperceptibles o incluso percibimos y achacamos a otras razones.

Aunque no seamos conscientes de ello, pasamos por un proceso de adaptación que puede durar algunas semanas.

¿De qué manera nos afecta la primavera?

Podemos clasificar los efectos en dos categorías: físicos y anímicos

A nivel físico: alergias, dolores de cabeza, fatiga, debilidad y somnolencia

La famosa alergia es uno de los síntomas físicos más evidentes con la llegada de la primavera. Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), «en torno a ocho millones de españoles sufren alergia a pólenes y experimentan síntomas en esta época del año». Algunos de los síntomas más comunes de estas alergias son los estornudos, el lagrimeo constante, la congestión nasal o la dificultad respiratoria.

Asimismo, esta estación del año también trae consigo cambios de presión atmosférica. Esto favorece la aparición de dolores de cabeza y por ello, las personas diagnosticadas con migraña son las más afectadas. Por tanto, es normal que los ataques de migraña sean frecuentes, un problema que afecta a más de 3,5 millones de personas en España, según informa la Sociedad Española de Neurología (SEN).

A nivel anímico: podemos experimentar los siguientes estados de ánimo

Alegría y exaltación

Por un lado, en primavera nuestro estado de ánimo puede ser afectado positivamente: nos sentimos vivos, positivos, llenos de energía y más alegres que nunca. Nos inundan las ganas de hacer cosas, nos apetece salir a la calle, quedar con personas y, en general, dedicamos menos tiempo a dormir.

Estas sensaciones tienen su origen en las hormonas. La primavera favorece la liberación de serotonina, dopamina y oxitocina, entre otras, y todas están relacionadas con la felicidad, el placer y el alivio del estrés.

Astenia primaveral

Por otro lado, existe la posibilidad de experimentar todo lo contrario y también tiene una explicación. Podemos sentir: cansancio, falta de energía, falta de memoria… Creemos que necesitamos más horas de sueño y a veces nos invade un sentimiento de soledad o tristeza que no sabemos explicar. En general, predomina una sensación de decaimiento general.

Esto se conoce como la astenia primaveral y las causas se encuentran también, en los cambios de temperatura y en las horas de luz solar propias de esta estación. Estos factores provocan alteraciones en los niveles sanguíneos de algunos neurotransmisores y hormonas.

Tal y como explica la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la luz del sol, por ejemplo, aumenta la liberación de melatonina que favorece el sueño. Y el calor reduce la presión sanguínea y el cuerpo consume cantidades importantes de energía y favorecen la aparición de sensaciones de cansancio, debilidad, somnolencia diurna y tener dificultades para concentrarnos. Por otro lado, es normal que se pierda el apetito.

Todo ello afecta naturalmente a la convivencia, pues, en consecuencia de esos cambios, aumentan los niveles de “cansancio inexplicable y prolongado”, nerviosismo e irritabilidad.

¿Qué se puede hacer ante la llegada de la primavera?

Según la SEMG, es importante anticiparse a la primavera, apostando por una buena rutina del sueño, marcando unos horarios para las comidas, bebiendo abundante agua y haciendo algo de ejercicio físico. Todas estas recomendaciones pueden ayudar a controlar el llamado “reloj biológico” y así paliar un poco los síntomas que puede traer consigo la primavera y que pueden ser muy frustrantes.

El hecho de que haya una buena temperatura y que nos sintamos cansados puede favorecer que planifiquemos actividades para disfrutar del buen tiempo y que dejemos de lado las responsabilidades académicas que más esfuerzo físico y mental conlleva. Sin embargo, todos estos síntomas tienen fecha de fin. Al cabo de unas dos o tres semanas se disipan por completo. Pasadas estas semanas, cuando nuestro cuerpo se haya adaptado, volveremos a sentirnos de nuevo nosotros mismos.

Fuentes:

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